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50 AÑOS DEL ASCENSO DE LA REAL

CINCUENTA AÑOS DEL ASCENSO A PRIMERA DIVISIÓN DE LA REAL SOCIEDAD EN PUERTOLLANO

Luis Pizarro y Herminio Sobrino
¿Qué tiene Puertollano para que un donostiarra pase por esta ciudad en AVE y retraiga su memoria a cincuenta años atrás? ¿Qué tiene Puertollano para que la Real Sociedad incluyera en el himno de su centenario al Calvo Sotelo de la ciudad minera? La respuesta es sencilla: lean la historia que contamos a continuación.
Domingo 23 abril de 1967, Campeonato Nacional de Liga de 2ª División del Grupo I. A las cinco de la tarde se enfrentan en el viejo Cerrú el Calvo Sotelo C.F. y la Real Sociedad de San Sebastián. Como reflejaban los carteles distribuidos por toda la ciudad, las localidades se vendían en las taquillas de los bares Macías y El Ruedo, y el domingo a partir de las diez de la mañana en los mismos sitios, aparte de en el propio campo de fútbol, dos horas antes del comienzo del encuentro.

Para los de San Sebastián (y hasta para los de Gijón), Puertollano era el centro del mundo, y se produjo un desplazamiento masivo hasta la Mancha de cientos y cientos de guipuzcoanos, que no querían perderse este gran acontecimiento deportivo, en el que la Real necesitaba empatar para conseguir el ascenso a Primera División, en dura pugna con el Sporting de Gijón.
Precisamente, en alusión velada, “Porriño” escribió en La Voz de España de San Sebastián: ¿Qué sucederá en Puertollano? ¿Habrá bajado hasta las minas la tesorería de otro club? ¿Habrán llegado colegas enviados especiales del Norte?

Por otro lado, la prensa vasca se alegraba de que la Real tuviera que resolver una de las situaciones más difíciles y comprometidas de los últimos años frente al equipo más deportivo de España, pues, en esos momentos, el Calvo Sotelo figuraba al frente del trofeo a la Deportividad creado por una entidad barcelonesa, ya que ninguno de sus jugadores había sido expulsado. La Real Sociedad llevaba media docena de años intentando el ascenso y en Puertollano se le presentaba una oportunidad magnífica para lograrlo. Aunque llegaban a Puertollano con dos grandes bajas ─Ormaechea y Mendiluce, el primero por expulsión y el segundo por lesión─, no era menos cierto que venían de ganar los tres últimos partidos ante Sporting, Burgos y Osasuna. Las bajas serían cubiertas por Iguarán y Arámbarri, una apuesta fuerte porque el último era un debutante, a punto de cumplir los 19 años, procedente del Sanse, filial donostiarra, con el que se había proclamado máximo goleador de su grupo de Tercera.

Si tenemos en cuenta lo que sucede ahora, cuando el fútbol está expuesto generalizadamente en el escaparate de todos los medios de comunicación, en aquella época no hubo retransmisión en directo porque la Federación Española de Fútbol no lo permitía, sobre todo cuando se trataba de partidos decisivos como era el de Puertollano. Si bien, muchas emisoras de radio solicitaron la retrasmisión y el Calvo Sotelo no tenía inconveniente en acceder solicitando el oportuno permiso a la Federación, ésta contestó a través de un telegrama en los siguientes términos: “Prohibido terminantemente retransmisión por ninguna emisora del Partido Calvo Sotelo – Real Sociedad”.
LA REAL EN CIUDAD REAL
A las siete de la tarde del sábado llegó la expedición de la Real al Castillos Hotel de la capital provincial. Eran otros tiempos y el viaje por carretera, muy largo y cansado, provocó que Elizondo, el entrenador (antiguo jugador realista durante doce temporadas), dispusiera para su jóvenes jugadores baño, descanso y paseo por la ciudad.
Interesado el técnico blanquiazul por el terreno de juego, le informaron que estaba en buen estado y que las instalaciones eran extraordinarias, apuntándole que se trataba de uno de los mejores campos de España. Pero sería el domingo por la mañana cuando los jugadores y entrenador de la Real, junto con el médico del club, doctor Echevarren, escaparon hacia Puertollano para conocer el campo de juego y hacer unos ejercicios en el mismo, y refrendaron así las buenas condiciones que presentaba el campo.
LLEGÓ LA HORA

El gran encuentro comenzó a las cinco de la tarde con un lleno absoluto, muchos de los cuales llegaron desde San Sebastián (se dijo que unos 1000 hinchas), destacando entre ellos la Peña Anastasio, que dio un colorido especial en las gradas con sus cánticos adaptados a la canción del “Submarino amarillo”. Era la jornada treinta del Campeonato Nacional de Liga, la última, y arbitraba el colegiado andaluz Medina Díaz. Como capitanes, Portilla por el Calvo Sotelo y Martínez por la Real, intercambiaron banderines, mientras el entrenador local, Rafael Yunta “Rafa”, daba las últimas instrucciones a sus muchachos. El Cerrú era una caldera a punto de estallar.

Comienza el partido y en el minuto 40 tras una falta, llegó el primer gol a cargo del calvosotelista Argacha, que repitió minutos después con un tiro lejano, consiguiendo así el 2-0 con el que se llegó al descanso en medio de la desilusión visitante. Sin embargo, la segunda parte sería otro cantar: en el minuto 58, Boronat metió a la Real en el partido al conseguir batir a Espinosa. Finalmente, el esfuerzo extenuante del equipo de Elizondo dio sus frutos y a falta de nueve minutos para la conclusión empató el bisoño y debutante Arámbarri, dando la razón a su entrenador. Así llegó el éxtasis para todos aquellos que habían hecho un desplazamiento tan complicado. El esfuerzo mereció la pena y al finalizar el encuentro, los jugadores y aficionados celebraron una gran fiesta invadiendo el terreno de juego y las calles de Puertollano, localidad que alabó y admiró la gesta lograda por los de la Bella Easo. Todos los que vimos aquello no lo olvidaremos jamás y lo seguimos recordando por más que hayan pasado ya cincuenta años.
Unas semanas después, en la ciudad vasca se celebró un concurso de fotografía centrado en el partido Calvo Sotelo–Real Sociedad.

Todavía hoy, los jugadores de la Real Sociedad que lograron aquel ascenso se reúnen todos los años el día 23 de Abril para celebrar una comida de convivencia. En San Sebastián los apodan “LOS HÉROES DE PUERTOLLANO”.
En Puertollano, aquel 23 de abril de 1967 también estuvo animando a su equipo de toda la vida, nuestro añorado Francisco Valentín, “Cuchara”. No será un mal día este 23 de abril de 2017 para rendirle el homenaje por todos los aficionados azules que su memoria merece.